En estos días hemos vivido una subida espectacular en bolsa. Seguramente haya sido la recuperación más rápida en la historia, y se empiezan a ver dos posturas entre los inversores: los que siguen desconfiando de la subida, se mantienen al margen porque esperan nuevas bajadas y ven la bolsa cara o gente que se está metiendo a toda prisa al mercado, lo que ha disparado las solicitudes de apertura de nuevas cuentas.
En ambos casos estamos partiendo de una visión sesgada de la situación, algo de lo que no podemos escapar salvo que optemos por una operativa sistematizada.
En la entrada de hoy vamos a revisar una de las cosas más oídas estos días, ¿está siendo «solo una recuperación del mercado bajista»?
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¿Qué es un mercado bajista?
Un mercado bajista es aquel en el que la diferencia entre el máximo del periodo alcista anterior y el suelo tiene una diferencia de, por lo menos, un -20%.
Los mercados bajistas son algo que ocurre con bastante frecuencia, por ejemplo, en el S&P500 (¿qué es el S&P 500?) ha habido 27 mercados bajistas desde 1900 a 2020, lo que da una media de uno cada 4,4 años. En media, estos «bear markets» cayeron un 30% y tardaron unos 13 meses en llegar al suelo. Una vez alcanzado el suelo, tardaron 26 meses en recuperar niveles previos.
El problema principal es que, mientras se producen las caídas, no sabemos dónde estará el suelo y siempre parece haber motivos para pensar que las cosas no van a recuperarse.
Una de las cosas más repetidas sobre el rally que estamos viendo es que es «simplemente otro rally del mercado bajista», y es que, durante otros periodos bajistas, siempre hay periodos con fuertes rebotes. Estos rebotes incluso han llegado a ser cercanos al +20% sin que eso significara que se había acabado el periodo bajista.
Por ejemplo, en la crisis de 2008 se vivieron fuertes rebotes en plazos muy cortos:
Si hay algo caracteriza a cualquier mercado bajista es que siempre parece que todo se va a poner mucho peor, incluso cuando la bolsa ya está empezando a subir, lo que hace muy difícil acertar con el suelo.
Lo que parece distinto esta vez es que el S&P 500 tocó «fondo» hace 11 días y, desde entonces, ya ha recuperado casi el 37% de su caída. En ningún momento de todas esas recuperaciones, ni en la década de 1930 o 2008, la recuperación fue tan fuerte ni tan rápida como lo ha hecho esta vez. Es más, en todas las ocasiones en las que el S&P recuperó más del 30% de una caída en un tiempo corto, en todos los casos, no fue «solo una recuperación del mercado bajista». ¿Será esta la primera vez? La verdad es que no lo se, pero creo que también deberíamos considerar la excepcionalidad en la velocidad de la caída previa, quizá sólo comparable a 1929, para juzgar la importancia de la recuperación:
Riesgo y rentabilidad son las dos caras de una misma moneda
Invertir en bolsa es arriesgado, pero ese riesgo es el que permite que la inversión en bolsa tenga una mayor rentabilidad esperada que otros activos más seguros.
Desde 1900 a 2019, el mercado de renta variable mundial ha generado una rentabilidad anualizada del 5,2%, ajustada a inflación, mientras que activos de menor riesgo, como los bonos, han dado un 2% en el mismo periodo. Puede no parecer mucho, pero en un periodo de 30 años, una cartera de acciones se ha revalorizado 2,5 veces más que una cartera de bonos.
Cuando mayor es el riesgo existente, menor es el precio de las acciones y, por tanto, mayor será la rentabilidad esperada en caso de que acertemos en nuestras inversiones.
El problema de invertir en acciones es que, aunque den una rentabilidad media más alta, hay una mayor volatilidad, sobre todo en periodos más cortos. Eso no debería ser un problema cuando nuestro objetivo está fijado en el largo plazo, pero la realidad es que a la mayoría de los inversores les afecta enormemente. Este efecto se conoce como «Miopic Lost Aversion» o MLA, por un estudio escrito en 1993 por Shlomo Benartzi y Richard Thaler, donde se demuestra que somos mucho más sensibles a las pérdidas, especialmente en el corto plazo, incluso aunque tengamos objetivos fijados únicamente en el largo plazo (hablamos también de ello en este artículo: Lo único que te hará ser mejor inversor de forma inmediata y en cualquier circunstancia).
Como veis, nada nuevo, muchísimos inversores entran en bolsa pensando en permanecer a largo plazo, pero en cuanto llegan estas situaciones salen corriendo. Seguramente sea más fácil convivir con las pérdidas en el corto plazo si sabemos que, tarde o temprano, los problemas acaban y las rentabilidades que obtenemos a largo plazo son inversamente proporcionales a las caídas que acumula el mercado:
Seguramente la inversión a largo plazo sea un motivo para poder mirar este gráfico con otros ojos, fijándonos en el lado de las ganancias: Si el mercado vuelve a niveles anteriores, eso significa que las compras que hemos hecho estas semanas se habrán revalorizado un 40%-54%, pero eso no quita que el mercado pueda seguir cayendo. No podemos saber qué hará el mercado a corto plazo ni cómo, pero sí sabemos que acabaremos saliendo de esta y recuperando niveles anteriores. No podemos saber dónde estará el suelo del mercado, pero si sabemos que la incertidumbre que está produciendo la situación actual es el motivo por el que es muy probable que las inversiones actuales produzcan unos retornos a largo plazo muy superiores a la media.
¿Qué hacemos?
Mis capacidades predictivas son tan malas (o buenas) como las de cualquiera y, como siempre digo, no tengo ni idea de lo que hará el mercado. Lo mejor es que tampoco me importa, para algo funciono con un sistema de aportaciones periódicas. Acepto mi desconocimiento, elimino el sesgo de escoger el market timing y, si la bolsa vuelve a caer, incrementaré en consecuencia el importe de mis aportaciones al MSCI World y a las aristócratas del dividendo, las bases de mi cartera. Mientras nuestra estrategia esté fundamentada en adivinar qué hará el mercado, estaremos destinados al fracaso tarde o temprano.
Una vez dicho esto, saco la bola de cristal para echarle un vistazo al gráfico del S&P500, pintar algunas líneas y tirarme a la piscina.
Si trazamos un retroceso de fibonacci (os dejo aquí una explicación de qué es esto de Fibonacci), estamos cerca de recuperar un 50% de la caída previa, pero lo que me llama más la atención es la resistencia que tendríamos en el siguiente nivel relevante, el 61,8%, sería el punto definitivo para dar por concluido el mercado bajista. Este nivel, que seguramente ya parezca caro para muchos y se mire con vértigo, coincide con los máximos de octubre 2018, mayo 2019, varios momentos en el lateral de junio a octubre de 2019… parece un hueso duro de romper al primer intento:
El segundo punto que me parece significativo es el Koncorde, un indicador que ya hemos utilizado en otras ocasiones, y que está mostrando muchísima venta por parte de los peces gordos. Todo esto, unido a que haya tanta entrada de inversores novatos estos días, con prisas para abrirse cuentas de trading, me hace pensar que no queda mucho para que veamos algún que otro meneo del árbol.
Quiero dejar claro que todo esto no deja de ser un entretenimiento y que puede estar más o menos acertado, pero no pienso operar en base a ello. Voy a seguir haciendo mis aportaciones periódicas, más fuertes según baje más el mercado y más pequeñas según se vaya acercando a sus precios de siempre, mientras la liquidez lo permita.
Por último, quiero dejar otra recomendación de un libro esta semana. El motivo es que uno de mis libros favoritos y que he recomendado en otras ocasiones, además de haber hablado de él cuando comentamos qué es un cisne negro y si nos podíamos enfrentar a uno próximamente, está de oferta en Amazon:
El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable de Nassim Taleb, en una edición revisada y ampliada, está rebajado desde 10,95€ a 2,84€. Os dejo un pequeño resumen de las ideas principales del libro:
Hasta pronto!
En ningún caso mis opiniones y comentarios son recomendaciones de inversión. Si buscas recomendaciones de inversión, consulta a tu asesor financiero.