Las cosas que se benefician del desorden ¿Qué es ser Antifrágil?
¿Es bueno sobreproteger a hijos, organizaciones, la población u otros sistemas complejos? Tanto las personas como las organizaciones o aquellos entornos a los que se los priva de elementos de stress, a la larga se vuelven débiles. Entornos débiles, generan debilidad. Entornos competitivos y exigentes, nos hace más fuertes y nos permiten superar nuestras capacidades actuales. Esta es la idea fundamental sobre la que se basa el libro Antifrágil de Nassim Taleb, un libro que forma parte de su trilogía «Incerto» (Antifrágil, El Cisne Negro y ¿Existe la suerte?)
Mientras que algo robusto o resilente, resiste las crisis y los golpes, manteniéndose intacto, el antifrágil se hace más fuerte y más grande en esas situaciones. Es decir, lo anti frágil se hace fuerte con la aleatoriedad, la incertidumbre, la volatilidad y los errores. Como decía Friedrich Nietzsche:
“Lo que no me mata, me hace más fuerte”
Según Taleb, la vida es mucho más aleatoria y caótica de lo que muestra la memoria o nuestro relato de la historia. Es lo que se conoce como el sesgo de retrospección o la falacia narrativa (¿crees que eres un inversor racional? los sesgos cognitivos). Nuestro sistema educativo está muy orientado a prepararnos para entornos predecibles, pero la realidad es totalmente distinta. La naturaleza disfruta de lo caótico, en la naturaleza, la antifragilidad es la norma.
Mientras que un trabajador asalariado es frágil por su dependencia de su empleador y un taxista es más robusto (al tener múltiples clientes), ninguno de los dos es antifrágil. Un artista o un escritor son antifrágiles, ya que gozan de independencia y casi cualquier tipo de evento que produzcan puede tener una vertiente positiva. El burócrata es frágil, mientras que el emprendedor (especialmente en términos de colectivo de emprendedores) es antifrágil.
En palabras del propio Taleb:
“la naturaleza ama los pequeños errores. Sin ellos las variaciones genéticas serían imposibles. Pero no todos los errores son válidos, sólo aquellos que no destruyen un sistema”
De hecho, a lo largo de la historia, los grandes cambios que más nos han hecho progresar, han sido respuesta a situaciones excepcionales:
La sanidad antifrágil
Tras la gripe de 1918, nos empujó a modernización de la gestión hospitalaria y la respuesta política a las pandemias resultó en el desarrollo de los antibióticos durante y después de la II Guerra Mundial. Posteriormente se produjo el nacimiento de los estados de bienestar y los sistemas públicos de seguridad social.
Incluso más allá. En la propia salud del individuo, si mantenemos a un bebé aislado en una habitación libre de bacterias, jamás potenciará su sistema inmunológico. Una persona que no se enfrenta al estrés de hacer esfuerzos físicos será mucho más propensa a tener problemas de salud a largo plazo. Es decir, pequeños fallos, o pequeños momentos de estrés o tensión en el cuerpo (como una vacuna) consiguen mejorar el estado del individuo a largo plazo.
La macroeconomía y la política antifrágil
Bajo la premisa de que no todos los gobiernos tomen las mismas medidas y los riesgos se mantengan a nivel local, ciertos tipos de riesgos son saludables para las economías de los países. Cuando los gobiernos crecen demasiado o aplican políticas en tamaños demasiado grandes, se pierde la fortaleza de la «prueba y error» y se acaba consiguiendo un ecosistema totalmente frágil y débil ante un error o un fallo. Un emprendedor puede fallar con su restaurante, pero el ecosistema no se ve afectado y se hace más fuerte, mientras que una política mal aplicada puede acabar con todos los restaurantes.
Es decir, Taleb defiende el uso de la política municipal y la gestión de baja escala. Usa como ejemplo a Suiza, con su sistema de gobierno por cantones, ya que la construcción de las decisiones se produce de abajo hacia arriba, gracias a la existencia de un estado central débil o inexistente. Además, cuando el tomador de decisiones debe convivir con el ciudadano día a día, sus decisiones son más cuidadosas de producir algún tipo de daño a sus vecinos y toman medidas más conscientes.
Los gobiernos toman decisiones para salvar a algunos actores del mercado y para impedir el contagio hacia otros sectores. sin embargo, muchas intervenciones gubernamentales y políticas sociales acaban dañando al más débil y consolidando al status quo. En sus propias palabras:
“El problema con la volatilidad suprimida artificialmente es que el sistema tiende a volverse extremadamente frágil y al mismo tiempo, no se exhiben los riesgos visibles, a pesar de que la volatilidad es información valiosa”.
El emprendimiento antifrágil
Para Taleb, los emprendedores son personas que asumen grandes riesgos a nivel personal por el bien de la sociedad. Pequeños intentos de producir cambios que, aunque en la mayoría de los casos no tienen un resultado positivo, son el motor y la fuerza principal de la evolución económica a largo plazo. La fragilidad de las startups es necesaria para que la economía sea antifrágil. Es decir, a nivel individual, los emprendedores son frágiles, pero es su existencia la que permite que las economías sean antifrágiles.
El funcionamiento de la naturaleza en general es un gran ejemplo de antifragilidad. Cuando los individuos pueden asumir grandes riesgos de forma independiente y eso acaba fortaleciendo al grupo.
“El heroísmo y el respeto que inspira es una forma de compensación por parte de la sociedad a quienes se arriesgan por los demás. Y el emprendimiento es una actividad arriesgada y heroica, necesaria para el crecimiento o incluso la mera supervivencia de la economía.”
En resumen, “Antifrágil” es un libro en el que Taleb ahonda en la idea de cómo estar preparados para los cisnes negros.
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