Si eres un aficionado de los deportes americanos (NBA, NFL, NHL,…) la palabra «Draft» no te resultará extraña. Para el que no lo conozca, el draft es un procedimiento con el que los equipos de las Grandes Ligas americanas «fichan» a los jugadores menores de 23 años que desean incorporarse a la liga profesional. No es la primera vez que hago referencias a algo de la NBA para hablar de inversión pero te preguntarás… ¿qué narices tiene que ver esto del draft con el stock picking y batir al mercado?…
Mucho más de lo que piensas…
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¿Qué es el draft de la NBA?
El sistema de Draft de la NBA consta de dos rondas, en las que cada equipo elige a dos jugadores por orden de elección. Como hay 30 equipos (franquicias), se selecciona a 60 jugadores.
El orden de elección viene determinado por la posición de los equipos la temporada anterior. Así, cuanto peor queda un equipo, más posibilidades tiene de lograr el número 1 del draft.
Las posiciones de la 1 a la 14 vienen determinadas por un pequeño sorteo entre los equipos que no se han clasificado para los playoffs, donde los peores tienen mayores probabilidades de obtener el número uno que los que han quedado mejor en la temporada, mientras que a partir de la 15ª, el orden es por la clasificación final de los equipos en la temporada regular.
El motivo de este sistema es tratar de igualar la competición, ya que los peores equipos tienen prioridad para elegir los que, a su juicio, son los mejores jugadores jóvenes.
¿Cómo se determina qué jugadores se pueden seleccionar? por un lado, los propios jugadores son los que se declaran ‘elegibles’ para el draft, aunque en el caso de que hayan acabado su formación universitaria o hayan tenido ya un contrato profesional, pueden ser seleccionados en cualquier momento. De esta forma, en cuanto un jugador es seleccionado por una franquicia, esa franquicia es dueña de los derechos en el caso de que el jugador quisiera ir a jugar a la NBA.
El draft y la inversión
Luka Doncic, Pau Gasol, Michael Jordan… son sólo algunos de los grandes jugadores que han salido elegidos en los primeros puestos del Draft de sus respectivas generaciones (todos en la #3 posición, en los drafts de 2018, 2001 y 1984 respectivamente).
En ocasiones, hay situaciones cantadas (aunque una lesión lo pueda mandar todo al traste), donde tienes «inversiones» seguras como el numero 1 de Lebron James que hizo que automáticamente los Cavaliers pasaran de ser un equipo flojísimo a meterse en la lucha por el anillo durante muchos años.
Sin embargo, lo que al final marca la evolución de los equipos y las revoluciones no es sólo cuál ha sido el rendimiento del jugador durante su carrera profesional, si no ese rendimiento en relación a las expectativas que había sobre él.
Evidentemente, de los jugadores que son seleccionados en los primeros puestos se espera mucho más que de los que están en las últimas posiciones de la segunda ronda o quedan fuera de los seleccionados en el draft.
Por ejemplo, cambiando de deporte, si en la NFL (fútbol americano) hablamos de un tipo que salió elegido en la sexta ronda del Draft del año 2000 en el puesto 199, ¿qué crees que se esperaría? ¿un paso sin pena ni gloria por la liga y ser un desconocido más que nadie recordaría? sin embargo, los New England Patriots seleccionaron en el puesto 199 del draft del año 2000 a un tal Tom Brady:
A pesar de que se seleccionaron 6 quarterbacks por delante de él, seguramente sea el mejor quarterback de la historia de la NFL. A lo largo de su carrera, Brady ha conseguido seis anillos de campeón de la Super Bowl, MVP de la liga en tres ocasiones y cuatro veces MVP de la final.
¿Qué probabilidad había de que del puesto 199 saliera el mejor quarterback de la historia? muy pocas. Tan pocas que este pick cambió para siempre la historia de la NFL y convirtió a los New England Patriots en la franquicia más fuerte de las últimas dos décadas. Esto fue una inversión maravillosa para los Patriots y Brady es, sin duda, el mayor «bagger» de la historia de la NFL:
Dentro de la NBA también hay casos similares, como los de Kobe Bryant, puesto 13 del año 1996 que acabaría liderando a Los Ángeles Lakers durante dos décadas o el de Larry Bird por los Boston Celtics en 1978 en el sexto lugar, en lo que fue una jugada maestra de Red Auerbach, al aprovechar que su breve paso por la Universidad de Indiana lo hacía elegible un año antes de terminar su periplo en Indiana State, y draftearlo así adelantándose a los demás equipos. En ambos casos podríamos decir que son inversiones maestras con información privilegiada o después de un espectacular análisis fundamental, pero son casos especiales.
Por el otro lado, Anthony Bennet fue elegido en el año 2013 en la primera posición del Draft de la NBA, siendo el primer canadiense en conseguirlo. Los Cleveland Cavaliers gastaron su número uno en el que es considerado el peor 1º seleccionado del Draft de las últimas dos décadas. El rendimiento de este número 1 en los Cavs no pasó de 4,2 puntos y 3 rebotes por partido y solo pasó 6 veces de diez puntos (nunca llegó a veinte). Se fue traspasado a Minnesota , pero tampoco funcionó: 5,2 puntos y 3,8 rebotes… después de varios periplos por varios equipos podemos decir que su carrera no ha sido para nada brillante y que su selección fue un desastre para los Cavs.
Es decir, la inversión de los Cavs habría sido algo así como comprar poco después de aquel draft una posición muy grande en General Electric, para mantener para siempre porque era una acción «de calidad» (aristócrata del dividendo hasta el año 2009, cuando lo recortó)…
De Luka Doncic se esperaba mucho, no en vano es un número 3 del draft, pero creo que lo que está haciendo está superando hasta las mejores expectativas que se podían tener sobre él. Sería algo así como comprar Microsoft en 2014. Era ya un empresón, pero además su desempeño ha estado muy por encima de las estimaciones.
Lo bueno del draft es que el precio máximo que pagas por un jugador está acotado. Lebron James no te va a costar más que un #1 por muy claro que sea el efecto que puede tener en la NBA. Esto asegura que jugar la carta con un jugador llamado a cambiar la historia de la liga sea una inversión clara, por probabilidades, aunque luego pueda no cumplir las expectativas. Sin embargo, esto no pasa en la bolsa donde no hay límite al precio y siempre se va a ajustar a las expectativas que el mercado (el conjunto de los inversores) tenga sobre esa acción. Lo importante es la relación entre el precio y las expectativas de futuro.
La NBA y el rendimiento del mercado
Puede ser que una franquicia (un fondo o gestor) acierte en una selección del draft (acierte seleccionando una acción) de manera espectacular y cambie la competición, o que otra fulmine totalmente sus opciones de luchar por algo en el corto y medio plazo pero, al final, el crecimiento de la competición de la NBA (la bolsa) y de sus franquicias acaba determinado por la calidad de los drafts en general.
Drafts como el de 1984 (Olajuwon, Jordan, Barkley y Stockton) cambian para siempre la historia de la competición:
O más recientemente, el Draft 2003 con Lebron James (1), Carmelo Anthony (3), Chris Bosh (4) o Dwyane Wade (5), que espolean la marca de la NBA haciendo mucho más interesante la competición.
Cuando invertimos y seleccionamos una empresa, el mercado ya está descontando las estimaciones sobre su desempeño futuro y es únicamente cómo se va ajustando la realidad vs esas estimaciones lo que, a la larga, lo convierte en una buena o mala apuesta.
Al hacer stock picking, juegas a la lotería de cómo se va a desempeñar ese jugador con respecto sus expectativas. Si las expectativas son muy altas, el precio pagado por la acción también lo va a ser y, si por lo que sea, no se cumplen, tendrás pérdidas a pesar de haber comprado una acción «de calidad». En otras ocasiones, aunque pagues caro algo, si el desempeño es todavía mejor de lo esperado (Doncic, Jordan, Amazon o Google hace unos años), recibirás premios jugosos.
Amazon ahora cotiza como si fuera Lebron James, destinado a comerse el mercado ¿qué ocurre si se lesiona y no juega igual a la vuelta? ¿Si Alibaba le planta cara frontalmente? sin embargo, tienes jugadores en el cubo de basura que pueden ser revolucionarios, un Jeremy Lin para tu cartera, esperando su oportunidad para deslumbrar al mercado y resurgir de sus cenizas (como hizo Apple en 1997-1998).
La gracia de ser un inversor pasivo o indexado es que nos hacemos con todos los jugadores. Cuando compramos el MSCI World invertimos en todas las ligas del mundo, si invertimos en todo el S&P500 nuestra inversión se enfoca en las ligas americanas y si compramos todo el Ibex35 nos centramos en la rentabilidad de la ACB (pero no nos destroza la cartera si el Estudiantes desciende a LEB o si el Madrid y el Barsa no llegan a la final).
Nosotros, los inversores pasivos que invertimos regularmente, apostamos por el crecimiento de la liga y, de año en año, pillamos rendimientos espectaculares. Nos da igual qué franquicia escoja a cada jugador, nosotros ganamos con todos y disfrutamos del desempeño de todos. Drafteamos a Brady, Kobe, Larry, Doncic… y a Bennet y Lin. Y lo único en lo que tenemos que preocuparnos es de mantenernos en la ruta establecida, reducir al máximo los costes y esperar mientras reinvertimos periódicamente, siguiendo la ruta de John Bogle y los Bogleheads.
Lo hagan bien o mal, nuestra franquicia no desaparece ni se convierte en la campeona del anillo, pero año a año, nuestro mercado va siendo más grande.
Hasta pronto!
En ningún caso mis opiniones y comentarios son recomendaciones de inversión. Si buscas recomendaciones de inversión, consulta a tu asesor financiero.
Hola! Qué buen rato he pasado leyendo este artículo y recordando viejos mitos!! 👍
Hasta pronto!
Ojalá poder volver a ver al Dream Team del 92 🙂 me alegro de que te haya gustado el artículo! se me había pasado por completo tu comentario, gracias por estar todas las semanas ahí